Óscar Quezada Macchiavello, exrector de la Universidad de Lima, fue incorporado como profesor emérito, una de las más altas distinciones que otorga esta Casa de Estudios. La emotiva ceremonia tuvo lugar en el Auditorio Central, con la presencia de autoridades, docentes, estudiantes, familiares y amigos.
La rectora Patricia Stuart destacó el compromiso de Quezada con la Universidad y sus más de cincuenta años de trayectoria al servicio de la institución. En sus palabras: “Óscar Quezada ha sido un arquitecto del pensamiento humanista en nuestra institución. Su legado académico, ético y humano ha dado forma a muchas de las transformaciones más valiosas que hoy caracterizan a la Universidad de Lima”.
A su vez, el docente y amigo del exrector, José García Contto, compartió un emotivo testimonio: “Óscar es un hombre de palabras, pero sobre todo de actos. Su vocación por el conocimiento, su amor por la docencia y su capacidad para inspirar han marcado a generaciones enteras. Más que un colega, ha sido un faro para muchos de nosotros”.
En su discurso, Quezada recordó con emoción sus inicios como estudiante en la Universidad de Lima y repasó los momentos más relevantes de su trayectoria académica y en la gestión institucional. Expresó con gratitud y serenidad: “Aquí me realicé como persona en todas mis capacidades. Participé en la formación de muchas generaciones de estudiantes de Comunicación”.
También ofreció una reflexión profunda sobre el sentido de la vida, el poder transformador de la educación y el rol de las instituciones en el desarrollo del ser humano. En una de sus declaraciones más sentidas, señaló: “Finalizar una obra tiene que ver con darle unidad de sentido, con consumar a tiempo los valores que supone, con cargarla de significación para nosotros y para las generaciones que hacen y harán uso de ella”.
Agradeció también el respaldo de su familia y colegas a lo largo de su trayectoria, y reafirmó su propósito de contribuir a la vida académica mediante la reflexión, el estudio y el vínculo con la comunidad universitaria. La ceremonia concluyó entre aplausos y muestras de gratitud hacia un maestro que, en sus propias palabras, todavía encuentra alegría en la creación, la enseñanza y el compromiso con el espíritu universitario.